Lisboa es el icono del turismo de Portugal, cuyos ingresos crecen, en términos porcentuales, el triple que en Italia y España. Desde 2013, viene batiendo récords. El balance final se acercará a los 13.000 millones de euros, el 8,2% del PIB, el doble que hace una década, según datos de Turismo de Portugal. El turismo es la actividad que representa más del 15% de las exportaciones de bienes y servicios y genera empleo para el 10% de la población nacional.
La capital portuguesa es la cara bonita del fenómeno. Pequeña y decadente, Lisboa recibe 3,5 millones de turistas, menos de la mitad que, por ejemplo, Barcelona, pero eso no la exime para que el vecindario comience a protestar por las incomodidades que acarrean. Cada mes se crean 50 empresas relacionadas con el sector. En lo que va de año, el Ayuntamiento ha concedido 40 permisos para hoteles y casi un millar de licencias de rehabilitación de edificios.
“Lisboa no va a perder su autenticidad”, asegura el secretario de Estado de Turismo, Adolfo Mesquita. “El turismo incluso lo refuerza. Mucho de lo que ahora se quiere preservar estaba a punto de perderse y ha sido recuperado gracias al turismo”.